Nuestras pasiones, nuestras audacias, volcadas sin parar por las olas facinerosas, surgen y se mezclan en una lejania surnatural, alla donde ni las lagrimas ni las riras son comunicativas.
La noche es una borracha amnesica, atravesada por el soplo embrujador de los angeles despreocupados, maldecidos por el Eterno...eternamente.
Escrito por zar. a las 18 de Enero 2005 a las 09:50 PM | TrackBack